EL ORIGEN Y LAS DESDICHAS DE LAS PLAZAS DE TOROS DE JEREZ

LAS TRES PLAZAS DE TOROS DE JEREZ, "EL PIQUE DEL PUERTO" Y EL MARQUÉS DE TORRESOTO.

Hasta 1780, no tuvo Jerez plaza de toros con categoría de tal, siendo aquella la primera de madera y destruida por un incendio. Sobre sus cenizas se edificó la segunda, con muros de material, columnas de hierro, tendidos y andanadas de madera, construidas por el arquitecto municipal don José Esteve y López. Se inauguró el 28 de abril  de 1872, figurando en el cartel Antonio Carmona, "El Gordito", y Manuel Fuentes "Bocanegra", que despacharon seis toros de la ganadería de don Juan López Cordero.

Los portuenses, al ver como por esta Plaza desfilaban lo mejores de la época, veían con malos ojos esta rivalidad, porque, anunciadas corridas de postín en ambas poblaciones, a Jerez acudía más público. A tal punto llegó la aversión por esta competencia taurina, que cuentan como los del Puerto amenazaron prenderle fuego a la Plaza de Jerez, cosa que no me creo. Lo cierto es que el 16 de agosto de 1891, anunciadas buenas corridas en el Puerto y en Jerez, la nuestra, si!!, nuestra Plaza de Toros, ardió como una tea.

En marzo de 1893, don Pedro Nolasco González  de Soto, que había adquirido ruinas del incendio, como las columnas de hierro retorcidas, las puso en su finca, "El Cuco", promovió con gran entusiasmo la edificación de una nueva Plaza, tanteos con sus amigos que desembocaron en la constitución de una sociedad, con el duque de San Lorenzo, como presidente, él en calidad de vicepresidente, como primer vocal el alcalde de la ciudad, don Toribio  Revilla San Millán entre otros, donde discutieron sobre donde construir la tercera Plaza, si en el mismo sitio o edificarla en el Paseo de Capuchinos, decidiéndose, por el primero.

Al fallecer el duque de San Lorenzo, se eligió a don Pedro Nolasco González, marqués de Torresoto como presidente, a raíz de su nueva presidencia, tomó gran impulso  y se recomendó al arquitecto jerezano Hernández-Rubio su reconstrucción.


                                                              Exposición de ganado junto a la Plaza de Toros, en 1856


Se aprovecharon los muros de la anterior Plaza y en su construcción se emplearon 110.000 kilos de hierro, adquiridos en Bilbao, como la anterior no tenía contrabarrera, hubo de disminuirse en 75 centímetros de radio el antiguo redondel, en otros setenta y cinco del tendido, siendo, pues, sus medidas, 53,50 metros de diámetro, de barrera, 56,60 de valla a valla.

Contribuyó como auxiliares del arquitecto, el maestro carpintero don Francisco Meserana, fundidores, la Casa Gutiérrez y  Cía, y como pintores, los señores Aguilera Hermanos.

En la construcción de la nueva Plaza se tuvo muy en cuenta, entonces, dar comodidad a las distintas dependencias. Al callejón, se le dio metro y medio. Se instalaron cuatro burladeros en la parte exterior y ocho interiores. Se dividió el primer piso del segundo por un balconaje de hierro a todo su alrededor.
El palco presidencial ocupó el mismo sitio que la Plaza incendiada, con más ornamentación. La parte central de la grada, a derecha e izquierda, se habilitó para sombra de preferencia. Para los ganaderos se construyó un palco en la meseta del toril, y los chiqueros, que son nueve, instalados de forma que sobre un balconcillo rectangular pueda verse con toda comodidad el ganado y su encierro.


                                                            Foto aérea de la Plaza de Toros de Jerez en la década de los 80,s 


Cuenta esta Plaza cuenta con quinientas localidades más que la anterior, o sea, 12. 176, hablamos de 1968, entradas. Seis meses tardó la reconstrucción de la nueva Plaza, trabajando en ella cien obreros de sol a sol, veinticuatro horas.

Las obras presupuestadas en principio fue de 40.000 duros, llegando al final a llegar a los 66.000, lo que supuso serias dificultades al Consejo  de Administración, cuyos miembros habían cubierto mediante acciones de 750 pesetas cada una. Se pidió ayuda al comercio de Jerez, incluso el marqués de Torresoto llevó a cabo gestiones personales con los industriales montañeses. Poco se consiguió, determinando poner a la venta localidades de la Plaza en propiedad, cobrándose a 750 pesetas los asientos de barrera y en algo más los palcos.

El Consejo pidió al arquitecto Hernández-Rubio rebajase cinco mil pesetas de sus honorarios , y en compensación le regalaron un asiento de palco. Por iniciativa del marqués de Torresoto se construyó , bajo la presidencia, el palco del Consejo, por cuenta de la sociedad, sorteándose sus asientos entre sus componentes.

Se inaugura el 2 de agosto de 1894, anunciada por preciosos carteles en seda y caprichosos papeles, editados por J. Ortega, de Valencia. Integraban el cartel los afamados diestros, Rafael Guerra "Guerrita", cordobés, y Francisco Bonar "Bonarillo", de Sevilla.

El ganado, seis bravos toros de Villamarta, estuvo expuesto, como se tenia costumbre entonces, en el Hato de la Carne, en Caulina.


Comentarios

Publicar un comentario