EL GREMIO DE CARPINTEROS JEREZANOS

EL GREMIO DE LOS CARPINTEROS JEREZANOS

Es curioso la relación de Santos Patronos que tenían los gremios jerezanos en la antigüedad. Estos gremios se permitían, por oficio, ocupar calles enteras con sus tiendas y talleres. Conserva aún Jerez algunas; calles de Barqueros, Bizcocheros, Caldereros, Curtidores, Estereros, plaza de Plateros u otras que recuerdan los oficios que en ellas preponderaron.

Los gremios unían, a la más depurada artesania, una devoción muy singular por el Santo de su patronazgo, con capilla y altar propios en cualquier iglesia o convento.



                                                       Venerada imagen del Señor San José, en el Convento de Santo Domingo, Patrón de los carpinteros (1955).



Estos gremios manifestaban su devoción hacia el Santo de su protección en las grandes solemnidades religiosas. Encontramos por ejemplo, que en la procesión del Corpus Christi de 1530, los carpinteros sacan en andas a los Santos Reyes Magos. Y en la de 1558 formaron, con sus guiones, banderas y estandartes, a más de algunos "pasos", los gremios de albañiles, curtidores, guanteros, carreteros, toneleros, carniceros, chapineros, espaderos, caldereros, borcigueros, sastres, barqueros, pintores, especieros, serreros, plateros, tejedores, armeros, sombrereros, hortelanos, carpinteros y arrieros.

Un dato curioso: en la plaza de la Yerba, de la feligresía de San Dionisio, en 1608, estaban inscritos nada menos que once sombrereros.

Olfateando papeles viejos, encontramos que el 15 de junio de 1604, el provisor de Sevilla, a instancia de algunos gremios, aprueba y concede los siguientes Patronos: Santiago Apóstol, para los albañiles y canteros; San Pablo, para los sombrereros;  San Isidro, para los carreteros; San Blas, para los manteros; Santa Elena, para los esparteros y albarderos, y Santa Lucía, para los pañoleros, a más de ser la Patrona de todos los ciegos.

Algunos de estos gremios estaban constituidos en Hermandad y tenían su hospital propio. Tal y como ocurre con el de carpinteros, llamado Hospital del Señor San José, para pobres convalecientes, fundado en 1576 por el ilustre jerezano Francisco de Trujillo Riquelme.

Según la nota histórica, lo mandó edificar por su testamento ante el escribano Fernan  López, el 15 de julio de dicho año, cediendo para la institución benéfica la hermosa casa que habitaba en la calle Francos, y las contiguas a aquella, señaladas en la antigüedad con los números 24, 26, 28 de la nombrada calle.

En 1593, este Hospital del Señor San José, por orden de reducción de hospitales, pasó al de Juan Pecador, ocupando entonces el edificio de la calle Francos los Jesuitas, hasta que construyeron el convento adosado a la iglesia de Santa Ana, entonces iglesia de San Ignacio.

La Hermandad de carpinteros del Señor San José, que hasta entonces había radicado en el Real Convento de San Francisco, pasó a instalarse a este Hospital de pobres convalecientes, a su fundación en el citado año 1576, y despues, al desaparecer, se trasladó al Real Convento de Santo Domingo, donde tuvo capilla y dependencias de su exclusiva propiedad, siendo la imagen del Santo Patriarca la misma que la Hermandad tenía en San Francisco.



                                                                Foto actual. Foto Wordpress.com


La  imagen del Santo es de algún mérito, siendo de destacar la del Niño Jesús, que no parece pertenecer al primitivo grupo.

Con el nombre de San José, conserva Jerez, la calle que estaba adosada al lateral izquierdo del Hospital de la Hermandad de Carpinteros. Dos calles más nos hacen recordar la preponderancia del gremio en épocas pasadas; Carpintería Alta y Carpintería Baja.

En la primera radicaba, entre otras, en 1527, la carpintería de maese Francisco García, muy afamado. En dicha calle, aunque en un trozo cambiado de nombre, se encuentra la señorial casa de los Ponce de León, hoy institución benéfica y cuyo perímetro ocupaba antiguamente la casa en paró el rey Enrique IV en sus visitas a la ciudad en 1456 y 1464, y la cual regaló el monarca a Don Esteban de Villacreces, casado con doña Leonor, hermana de su favorito, don Beltrán  de la Cueva.



Rodrigo DE MOLINA


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